"Si me he vestido de negro no es por luto, créanme", reza una de las canciones de Ricardo Arjona, y es la explicación de que no se viste así por algo negativo sino porque con ese color, su favorito, se siente muy cómodo.
Y cómodo se vio ayer en el estadio Pascual Guerrero, donde llegó vestido de jeans camisa, chaleco y chaqueta negra y con sus típicos converse del mismo color y con la misma energía con la que los caleños lo vieron la última vez que visitó la ‘Sucursal del cielo’, hace cuatro años.
"¿Hace cuánto no venía por acá?" le preguntó el cantante guatemalteco a los asistentes a su concierto. Cuando éstos le respondieron él inmediatamente contestó "me declaro culpable de no haber venido por acá y me atrevo a hacerlo porque yo tengo el remedio. Si tienen tiempo, vamos a cantar hasta que nos cansemos", dijo, seguido de una lluvia de aplausos que venía especialmente de las mujeres que fueron a verlo.
Con una escenografía que simulaba un barrio con edificios, bares, tiendas, balcones y carros, Arjona deleitó a sus seguidores con canciones de su nuevo álbum que lleva el mismo nombre del tour, Quinto Piso y les dio gusto recordando los clásicos como ‘Historia en un taxi’.
En esta canción, al igual que durante todo su show, la tecnología jugó un papel muy importante, pues montado sobre una estructura negra y movible, que proyectaba la cara de un taxi verde, el artista y uno de sus músicos se sentaron en ella como si fueran sobre él.
Pero más despampanante fue el momento en que llamó a la mexicana Paquita la del barrio, para conversar con ella, quien se encontraba en un edificio de holograma en el fondo del escenario.
Con Paquita habló de los hombres y de lo mal que se portan, razón por la cual ella le dedicó una parte de su famosa canción que dice "porque un bicho tan feo, aún siendo el más maldito, comparado contigo se queda muy chiquito". Luego cantaron a dúo ‘Ni tú ni yo’, que todos corearon con emoción y sentimiento.
Arjona se ganó el corazón del público por la interacción que tuvo con ellos, tanto así que les dijo que les daría a elegir algunas canciones y si no les parecía, podrían cambiarlas por otras. La nota cómica la puso cuando solicitó tiempo para contar una anécdota de un beso que le acababa de pasar: "un mosquito, espero que sea mosquita, me recibió en nombre de todas las caleñas y me plantó un beso cuando venía bajando por esta rampa. Aún lo estoy terminando de digerir", dijo en tono jocoso, lo que arrancó la carcajada de sus fans.
Su estilo fresco se notó en cada una de sus canciones, pues se sentaba en el piso y se paseaba caminando o corriendo por todo el escenario como si fuera la sala de su casa.
Canciones como Quinto Piso, Sin ti.. sin mí, Cómo duele, Tocando fondo, Acompáñame a estar solo, Realmente no estoy tan solo, Desnuda, Dime que no, Cuándo, Te conozco, Si el norte fuera el sur, El Problema, Minutos, Tu reputación y Me enseñaste, pusieron a cantar y a saltar a todos quienes asistieron a la cita con el cantante que se dedica a escribirle a "esa enfermedad que todos padecemos y que se llama amor".
Durante las dos horas de su presentación, Arjona tuvo tiempo para proponer unas canciones fusionadas: la primera opción era cantar una especie de collage musical con ritmos caribeños, a lo que la gente no le hizo muy buena cara, y la segunda era contar "lo que sufren los hombres cuando se enamoran de una mujer" mediante tres canciones: la primera ‘El demonio en casa’, que según él, es la historia de un joven que cumple su sueño de independizarse, pero que la dicha le dura poco porque su novia empieza a apropiarse del apartamento y de su vida.
A esa canción le siguió 'Buenas noches don David', "la segunda parte de la vida de ese joven, que decide conocer a sus suegros", y finalizó con "lo peor que puede pasar después de conocer a los suegros: presentarse con toda la familia de la novia", con la canción ‘Tu casa es casa de locos’.
Luego de cantar ‘Me enseñaste’, el artista hizo un primer intento de ida, pero luego de los aplausos y los gritos de sus seguidoras, volvió para cantar, sentado en el piso, ‘Sin daños a terceros’. Luego, cuando empezó a nevar en el ‘barrio’ construido para su puesta en escena decidió cantar ‘Pingüinos en la cama’, acompañado inicialmente del piano, que estaba empotrado en un cadillac negro.
Finalizada esta canción de desamor decidió despedirse nuevamente de los caleños, quienes corearon su nombre hasta que cada uno de los músicos empezó a realizar un solo para mostrar su talento por separado.
Una vez todos se unieron para formar una melodía que no permitía conocer la canción que iba a sonar, volvió a salir Arjona, ahora sólo con una camiseta negra, para dedicarle a las mujeres de Cali, la canción más aclamada de la noche: Mujeres, considerada el himno del género femenino.
Hacia las 11:00 p.m. finalizó un concierto que estuvo iluminado por un cielo entre rosado y púrpura que tiñó de romanticismo el encuentro con el guatemalteco que le entregó su corazón a la ciudad y a los asistentes que llenaron el estadio, a quienes les dijo, para despedirse, "Cali, se les quiere".
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