La jornada final de la 51 edición del festival de Viña del Mar quedó suspendida como consecuencia del terremoto que asoló el centro de Chile, informó ayer el intendente de Valparaiso, Iván de la Maza. El cierre del festival tenía en cartelera a Los Jaivas, una banda chilena de rock latinoamericano; Beto Cuevas, ex vocalista del disuelto grupo local La Ley y los argentinos Los Fabulosos Cadillacs.
Antes de los terribles acontecimientos de la madrugada del sábado, el romanticismo de Ricardo Arjona reinó en la penúltima jornada del festival que se convirtió en la última de esta edición. El guatemalteco enamoró una vez más a miles de fanáticas que le entregaron todos los premios del certamen.
La suspensión fue justificada por De la Maza diciendo que: "no hay ninguna actividad pública permitida por la posibilidad y peligrosidad que involucra que se esté desarrollando una actividad masiva y se produzca una reacción sísmica y eso sería algo caótico". Y ciertamente después del sismo de 8.8 en la escala de Ritcher, se sintieron alrededor de 60 réplicas.
La determinación de las autoridades afectó los conciertos programados del guatemalteco Ricardo Arjona y del español Raphael.
El consentido del monstruo
El público cayó rendido por los encantos de Arjona apenas cantó El del espejo, Acompáñame a estar solo, Realmente no estoy tan solo, Te conozco que hicieron delirar al público. La Quinta Vergara, el anfiteatro donde se desarrolla el certamen, estaba repleto por más de 15 mil personas.
Definitivamente el guatemalteco es uno de los favoritos del "monstruo", sobrenombre del público que, con aplausos y gritos, endiosa a sus preferidos. El guatemalteco se despidió con Mujeres y dijo que los premios del festival" no son trofeos que hay que pedirlos, hay que merecerlos", en clara alusión al puertorriqueño Tito El Bambino, que el jueves, cuando apenas había cantado dos temas, empezó a pedir premios, los que recibió después de mucho rogar.
Tras una hora y media en el escenario, Arjona recibió la antorcha de Plata, pero el "monstruo" exigió más y le fue entregada la antorcha de Oro. Luego de Señora de las cuatro décadas y Pingüinos en la cama, llegó la Gaviota de Plata, pero el público pidió aun más y, como no hay un premio mayor, voló a sus manos una segunda Gaviota.
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